¡Hola, familias! En solo unas horitas tendréis a vuestras chicas de vuelta en casa. Imagino que tendréis tantas ganas de la reunión como ellas.
Os cuento nuestros últimos días por aquí. El martes fuimos a Oxford y quedamos, si es posible, más enamoradas todavía que de Cambridge (habría que debatirlo). Las horas de bus merecieron la pena al llegar a esa ciudad universitaria encantadora. ¡Que no os sorprenda si alguna aparece con la idea de estudiar allí!
Ayer tuvimos el último (y ligeramente caótico) día de clases, donde pudieron despedirse de toda la gente especial a la que han conocido estas semanas. Por la tarde, a hacer las maletas y un poquito de piscina. Ya se notaban los corazones divididos entre continuar una experiencia especial y las ganas de volver a casa.
Estas semanas aquí han sido intensas. Se han divertido, ha habido algún que otro agobio y tensión (que estoy segura de que pronto habrán olvidado y se quedará solo en las cosas bonitas que han pasado estas tres semanas), han conocido a nuevas amigas y razones para volver, han aprendido, han crecido… Sea como sea, ya no son exactamente las que eran hace 21 días, y están cada día más preparadas para nuevas aventuras y para disfrutar todo lo que venga. Tocan las despedidas aquí, que pueden ser duras pero que solo señalan que hay algo bueno que dejar atrás. Ahora darán el paso a otras cosas, a la vuelta a casa con una nueva perspectiva, a seguir creciendo.
Espero que hayan disfrutado de esta experiencia todo lo posible, y que vosotros hayáis disfrutado de sus vivencias con nosotras. Salimos para el aeropuerto. Ahora sí, nos vemos muy muy pronto.
Un abrazo,
Ainoa.