Gofres y aviones de papel

Al haber cada día menos incidencias con la llegada a clase, nos quedamos casi sin anécdotas que contar, así que hoy podemos hacer una pequeña crónica de los acontecimientos en la cantina.

Como habíamos dicho anteriormente, la academia cuenta con un espacio donde los alumnos pueden comprar aperitivos. Los primeros días fue esencial, ya que algunos alumnos se dejaban atrás el “pack lunch” de sus anfitriones, con el paso de los días y la mejora de memoria de algunos, ha decaído la venta de algunos productos, esencialmente de los fideos.

Pero el producto estrella, que nunca decae, son los gofres de chocolate. A veces en el primer descanso ya han desaparecido, y para cuando somos capaces de reponerlos antes del segundo descanso, duran poco y menos. Cuando han acabado con las existencias, recurren al resto de bollería con chocolate, crepes, panecillos, Donuts y Kinder Buenos. Obviamente con las actividades que realizamos esperamos que lleguen a quemar todo lo ingerido.

También hemos de felicitarles porque a pesar de tener una nevera llena de refrescos y bebidas energéticas, lo alumnos optan casi siempre por los jugos y el agua.

Hoy además, para ayudarles a bajar la comida, tocaron actividades al aire libre, entre las que hay toques de balon, juegos de palabras y la actividad que más chicha dio fue la confección de aviones de papel, en la que algunos demostraron una increíble habilidad para la papiroflexia, sorprendiendo a los demás.

Skittles (el deporte)

Al terminar las clases, como ya es habitual, nuestros alumnos son introducidos a una tradición anglosajona. Esta vez son los skittles un deporte antecesor de los actuales y famosos bolos americanos, que se desarrollaron a partir de varias tradiciones de bolos holandeses, alemanes e ingleses, como los skittles.

La ciencia de este deporte es simple: hay que tirar los bolos de madera, con otras bolas, de madera también. Hay 9 bolos a derribar, dispuestos en forma de rombo, las reglas varían según las regiones, pero en general se tienen dos o tres tiradas por cada turno. El número de bolos derribado en cada turno se va sumando y al final del día el que más bolos haya derribado se lleva… un aplauso, porque no hay mucho presupuesto para premios.

Empezamos bien aunque hay que explicar a algunos alumnos que se trata de bolos y no de lanzamiento de balas, por lo que la bola ha de rodar y no de volar.

Aunque se animan mucho entre ellos, los monitores españoles e ingleses son víctimas de mucha atención y de muchos vídeos.

Al final del día resulta ganadora Helena, que puede presumir durante el resto del día de su éxito, por lo visto aprendieron de su experiencia en el minigolf que las apuestas son malas y no hubo que pagar meriendas y demás.

Día de minigolf

Los días se hacen más rutinarios y esta vez no hay incidencias dignas de reportar durante la mañana, aunque lo interesante de hoy viene por la tarde, ya que vamos al minigolf del pueblo.

De camino allí nos vemos a una señora muy risueña que además resulta tener dos conejos de mascota, que pasea por el pueblo con sendas correas, no sabemos si es algo típico inglés o no, pero la mayoría de los alumnos se ve sorprendido.

Al llegar al minigolf todo va sobre ruedas, se dividen en grupos de cinco personas con una bola y un palo cada uno, y un papel para apuntar los tiros y los hoyos.

Algunos alumnos demuestran tener una habilidad innata para este mini deporte, y levantan sospechas de haber estado practicando anteriormente.

A medida que vamos pasando hoyos las diferencias se van disminuyendo a la que unos mejoran con la práctica y otros pecan de confianza. También algunos tienen percances para calcular la fuerza y mandan algunas pelotas al agua del estanque, que forma parte de la ambientación pirata del minigolf.

Cuando llegan al final del recorrido pueden mirar a los demás compañeros en su recta final y animarles. Por último toca el recuento de puntos para encontrar el ganador, los que habían apostado una merienda se lo pensarán dos veces antes de volver a apostar.

Lunes de funeral

Nos encontramos como todas las mañanas en la plaza del pueblo, a pesar de que vuelve a brillar el sol, el ambiente se nota más frío, seguramente por lo desierto de la plaza y con la mayoría de locales cerrados. En los jardines cerca de la plaza se ha dispuesto una pantalla gigante para ver el funeral, pero aún no ha empezado a retransmitir.

Hoy entierran a Isabel II, muchos ingleses han cerrado las puertas de sus negocios, los niños ingleses no han ido clase y reina un ambiente sobrio por las calles.

Nuestros alumnos inician sus lecciones como siempre, pero sólo brevemente, a las 11 empieza el funeral y se retransmite en las aulas, los profesores les explican sobre la parafernalia real y los demás protocolos del funeral.

Al finalizar el almuerzo, los alumnos son invitados a improvisar una actuación teatral sobre la temática de la familia real, donde algunos demostraron tener madera de guionistas y otros de actores y actrices. Los límites del humor se pusieron a prueba, con algunas representaciones sobre el encuentro de Isabel y Diana en el más allá, las incómodas situaciones y riñas familiares de la familia real inglesa, y la española, que también alcanzó lo suyo.

Tras esto ya son libres de ir, aunque como el ambiente no es especialmente vivo por las calles muchos vuelven a casa, dónde aún se retransmiten los últimos momentos del funeral de la reina, que es enterrada finalmente en una ceremonia privada a las siete y media.

Domingo en Poole

Amanece otro día en Bournemouth, y nos encontramos en la plaza del pueblo, cada vez con menos complicaciones y más rutinario. De ahí nos dirigimos a Poole, un pueblito costero muy elegante, además el sol nos acompaña una mañana más para ayudarnos a escapar del frío.

Una vez llegamos a la estación del pueblo nos dirigimos al museo local. Un edificio considerable, con tres plantas que nos cuentan la historia de Poole. Comenzando por la edad de hierro, dónde ya se encuentran barcos de los primeros pobladores de la zona, nada que extrañar, puesto que este es el segundo puerto natural más grande del mundo, después de Sidney. Continuando por la planta superior vemos restos arqueológicos romanos y medievales, como hachas, aperos y cerámicas de distinto tipo. La última planta está dedicada a la época contemporánea y con una sección especial sobre la piratería, que también fue parte importante de la historia del pueblo, lo cuál, por las condiciones mencionadas anteriormente, no es de extrañar.

El museo se hace corto, pero nuestros alumnos están encantados con ello, ya que tienen vía libre para hacer de turistas. Los vemos paseando por el muelle, donde abundan ferris, yates y gaviotas. También visitan los centros comerciales y presencian una carrera de bicicletas, llegando a ser más acalorados en sus vítores que los propios locales.

Llegamos temprano a la estación, de vuelta a casa, lo que resulta también conveniente puesto que los chavales ya están pensando en el derbi madrileño entre el el Atlético y el Real Madrid. Los monitores, ajenos al partido por completo, nos enteramos del resultado final gracias a nuestro grupo de WhatsApp, y esto marca el fin de la noche para nosotros, que podemos por fin ir a dormir.

 

 

¡Nos vamos a Londres!

El día por el que tanto preguntaban nuestros pupilos por fin ha llegado. Eso sí, a un coste importante: madrugar. Desde las seis de la mañana hay que estar en pie para poder llegar a las ocho al punto de recogida, aunque algunos afortunados pueden llegar caminando o los traen en coche. Milagrosamente todos estamos antes de la hora, por eso de la puntualidad inglesa, que nunca falla… menos hoy, que se alinean los astros y nuestro conductor llega ¡media hora tarde! Menos mal que ya nos llegan los primeros rayos de sol para combatir el frío mañanero. Cuando por fin llega la guagua nos metemos con prisa, tenemos ganas de llegar a Londres.

El viaje transcurre sin incidencias, algunos afortunados duermen, otros amenizan la jornada con música, unos pocos miran con resignación por la ventana durante las dos horas que tardamos en llegar.

Una vez nos bajamos podemos empezar con el turismo, la primera parada es el Harrods, unos grandes almacenes de lo más fancy. Demasiado para algunos, que prefieren ahorrarse las perras y comprar los recuerdos en otro lado.

Una vez el grupo ha salido, nos dirigimos al Arco de Wellington, cerca de Buckingham Palace… está lo suficientemente cerca para poder apreciar la típica estampa londinense, y con suerte nos podremos acercar un poquito más a ver los demás monumentos de la capital. Fracaso absoluto, no sólo está abarrotado de personas, algunas de las cuales están dispuestas a esperar ¡14 horas! para poder presentar sus respetos a la recientemente fallecida Isabel II, sino que también muchos locales, turistas y aficionados aprovechan para llevar flores y contemplar este momento histórico. Pero para nosotros significa que todo el centro está cerrado, como nos informa la policía local y además como se puede comprobar en Google Maps:

Con resignación damos un rodeo y nos dirigimos a Hyde Park, dónde nos consuela el pack lunch que nos prepararon los anfitriones. Como hay algo de tiempo libre, algunos alumnos se dirigen a otras atracciones turísticas de su agrado, como una tienda de golosinas o uno de los restaurantes más caros de Londres, dónde además se cruzan con unos Youtubers en plena grabación.

Pero no todo está perdido, uno de los museos, el de Historia Natural, se encuentra apartado del congestionado casco histórico, y podemos apreciarlo con toda tranquilidad.

El primer día

Amanecemos en nuestros nuevos hogares tras un muy merecido sueño reparador. El tiempo, nos sorprende gratamente y somos recibidos por un maravilloso cielo despejado. La temperatura es agradable a pesar de la brisa mañanera, así que empezamos nuestra primera jornada hacía el centro de estudios moderadamente acompañados por la meteorología.e

Pese a las dudas iniciales, y algunas incidencias con las líneas y las paradas de guagua, que pusieron a prueba la capacidad de orientación de nuestros jóvenes pupilos, todo el mundo llega al centro sano, salvo y con muchas ganas de aprender.

Los grupos están divididos en cuatro aulas con cerca de una decena de alumnos por clase, para permitir una experiencia y atención más cercana entre profesores y alumnos. Después de una durísima jornada de estudio, llega la deseada primera toma de contacto con el famoso “Pack Lunch” anglosajón, con muestras de la cocina local. Para aquellos que se quedaron con hambre, el centro cuenta con una cantinita que permite comprar algunos snacks (aperitivos) por unos peniques. También tienen a su disposición té gratis, en un típico gesto de hospitalidad inglesa. Con las pilas recargadas tras el almuerzo los monitores ingleses, los españoles y los alumnos realizan juegos juntos, mezclando los grupos de los diferentes colegios.

A las tres en punto acabamos las clases y nuestros amigos locales nos llevan a conocer las costas de Bournemouth. El paisaje es maravilloso, las playas no tienen nada que envidiar a las de Vigo (dice Jovita), aunque sí a las de Tenerife (añade Lorgio). El pueblo de Bournemouth cuenta con un muelle con zona recreativa, un largo paseo marítimo, jardines y otras atracciones locales, como una casa invertida.

Después del paseo, nuestros pibitos llegan a la plaza central del pueblo donde los monitores se aseguran de que no se cometan los errores de la mañana y que cada uno coja la línea indicada que les lleve a su casa. Una vez llegan con sus respectivas familias, tanto monitores como alumnos pueden disfrutar de la cena y de un muy esperado descanso.

¡Camino de Bournemouth!

Después de un gran madrugón estamos preparados para comenzar esta nueva aventura.
Comenzamos la jornada a las 05h00 de la mañana en el Aeropuerto de Peinador. Las despedidas, se dieron a marchas forzadas mientras les estudiantes corrían desesperadamente a pasar el control de seguridad. Pese a las tensiones del embarque, conseguimos subir al avión con éxito y llegamos a Madrid muy puntuales.
Después de casi 08h en Barajas, pudimos disfrutar de todas las virtudes del aeropuerto. Recorrimos la T4 y cogimos el trenecito hasta la terminal satélite. Allí dimos un breve repaso a las normas y cada cual pudo disfrutar de varias horas de libertad.

Esperamos con ansia el vuelo a Londres. Esta vez embarcamos sin ninguna dificultad y disfrutamos de un vuelo tranquilo que nos lleva sobre el País Vasco y la Bretaña Francesa. ¡Cada vez estamos un poco más cerca de nuestro destino! Allí nos esperan ya nuestros colegas de UK Guardians 😄😄

Llevamos más de 12h de viaje, pero nuestros ánimos no decaen. Ya estamos en Londres y nos disponemos a buscar nuestro equipaje, no sin algunos nervios.
Por suerte todo transcurre sin problemas y nos dirigimos con todas nuestras pertenencias a conocer al equipo local que nos recibe a la salida del aeropuerto con una calurosa bienvenida y nos dirige a la guagua que nos llevará directos a Bournemouth, no sin antes pelearnos con el equipaje para que cupiera en el maletero 😅😅

En el que será nuestro centro de estudios, nos esperan nuestras familias de acogida. Nos conocen cansados, pero con mucha ilusión. Las primeras interacciones transcurren con nervios y timidez, pero con éxito. Siempre es complicado adaptarse a un nuevo idioma.
Después de emparejar a cada cual con su familia, procedemos a irnos a nuestras nuevas casas y nos despedimos por hoy.
Por fin, después de un viaje que casi fue una odisea, podemos descansar.
¡Mañana comienza realmente nuestra aventura y no podemos tener más ganas! 🎉🎊🇬🇧