Día de minigolf

Los días se hacen más rutinarios y esta vez no hay incidencias dignas de reportar durante la mañana, aunque lo interesante de hoy viene por la tarde, ya que vamos al minigolf del pueblo.

De camino allí nos vemos a una señora muy risueña que además resulta tener dos conejos de mascota, que pasea por el pueblo con sendas correas, no sabemos si es algo típico inglés o no, pero la mayoría de los alumnos se ve sorprendido.

Al llegar al minigolf todo va sobre ruedas, se dividen en grupos de cinco personas con una bola y un palo cada uno, y un papel para apuntar los tiros y los hoyos.

Algunos alumnos demuestran tener una habilidad innata para este mini deporte, y levantan sospechas de haber estado practicando anteriormente.

A medida que vamos pasando hoyos las diferencias se van disminuyendo a la que unos mejoran con la práctica y otros pecan de confianza. También algunos tienen percances para calcular la fuerza y mandan algunas pelotas al agua del estanque, que forma parte de la ambientación pirata del minigolf.

Cuando llegan al final del recorrido pueden mirar a los demás compañeros en su recta final y animarles. Por último toca el recuento de puntos para encontrar el ganador, los que habían apostado una merienda se lo pensarán dos veces antes de volver a apostar.

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Lorgio Fernandez Alvarez

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