Hoy ha sido nuestro último día en Exeter y, cómo no, ha tocado despedirse.

Tras las clases de las primeras horas, nos fuimos al aula de food technology ya que las profesoras tenían preparada para nosotros una sesión de cocina. Con nuestros mandiles puestos y la ayuda de algunas compañeras inglesas, nos dividimos en grupos para cocinar un plato típico consistente en salchichas, puré de patata o mash (como lo llaman aquí) y baked beans y para preparar apple crumble, un postre también típico del país.Por supuesto, esa fue nuestra principal comida del día; ya que lo habíamos cocinado, al menos probar el resultado que, por cierto, fue muy bueno.

Mientras comíamos se anunciaron los ganadores del concurso de fotografía del programa y se entregaron también los premios a los que mejor habíamos hecho nuestro cuadernillo de actividades. Después de esto llegaron nuestros buddies para probar nuestros platos y pasar un rato juntos antes de nuestra despedida, la cual fue bastante emotiva con algunas lágrimas de por medio.

Tras esto, nos dirigimos a coger el tren a Exmouth para asistir a la Disco Party de despedida. Allí nos reunimos con los grupos de Broadclyst, Wonford y Tiverton y junto a las demás monitoras y activity leaders echamos unos cuantos bailes para acabar por todo lo grande una gran experiencia como ha sido esta.

Desde Exeter, cambio y corto que mañana nos espera un largo día de vuelta a casa. Mientras tanto, podéis ver todas las fotos en la galería de imágenes de Newlink. ¡Hasta pronto!

Hello!

Este sábado, el último en tierras británicas, ha tocado visita a una de esas ciudades que todos conocemos de oídas: Bristol.

Apenas dimos nuestros primeros pasos, descubrimos una de las razones por las que es tan famosa esta ciudad: el arte urbano. Atravesamos unos pasos subterráneos para peatones llenos de pinturas hechas por diferentes artistas hasta llegar al Castle Par, un parque en el que se encuentra la estructura de una antigua iglesia que fue bombardeada en la II Guerra Mundial. Allí dimos un paseo por los jardines que la rodeaban ya que, según nos contó Amita, todavía se cultivan las plantas que usaban los monjes de la zona hace muchos siglos. Después, nos dirigimos a las ruinas del antiguo castillo de Bristol y a un paso subterráneo que daba al mismo, el cual, según nos comentó Amita también, se inundó hace unos diez siglos y, curiosamente, en él se encontraron los huesos de un mono indio (lo cual permitió a los historiadores averiguar que ya por aquellos siglos se había visitado la India).

Desde el castillo nos dirigimos al paseo del río Avon (uno de los río que atraviesan Bristol) y allí Amita nos contó varias cosas sobre la ciudad e incluso nos enseñó varios huertos urbanos que se encuentran en la zona y que, al parecer, son públicos y quien quiera puede coger verduras y hortalizas. También se cultivan flores comestibles en ellos y algunos de nosotros incluso nos animamos a probarlas.

Tras esto, empezamos a recorrer las calles de la ciudad e hicimos una pequeña parada en el St. Nicholas Market, un mercado pequeño lleno de algunos puestos de comida y pequeñas tiendas. Allí, algunos conocimos a una española que trabajaba en uno de los puestos de comida y nos dio a probar falafeles. Al salir del mercado, Amita nos llevó a un callejón cercano lleno de grafitis ya que lo que en algunos lugares se considera vandalismo, aquí se considera arte e incluso cultura. De hecho, la mayor parte de los grafitis de ese callejón estaban dedicados a Charles Darwin y a la teoría de la evolución.

Continuamos nuestra visita turística pasando por la zona más céntrica de la ciudad y visitando la catedral hasta llegar al puerto, o quay, como lo llaman aquí. Allí vimos unas cuantas casas-barco y Amita nos contó que incluso había restaurantes-barco en los que se podía cenar y pasar una buena velada.

Para finalizar la visita, volvimos por el paseo que bordea el río hasta llegar al punto de partida para disfrutar de un poco de tiempo libre y hacer unas pocas compras antes de coger el autobús de vuelta a Exeter. Un día de lo más completo.

Desde Exeter, seguiremos informando.

Ya estamos en la recta final de nuestra aventura inglesa, y queremos aprovechar el tiempo al máximo. Estos dos días nos propusieron dos actividades de tipo cultural para conocer más de primera mano las diferencias que existen con nuestro país: una visita a la universidad de Exeter y ver una película en el cine.

La visita a la universidad de Exeter el jueves fue increíble. ¡Era enorme, nada que ver con el CUVI! Nos hicieron una ruta por algunos de los principales edificios del campus. Empezamos en frente al Exeter’s Great Hall, el teatro de la universidad que acogió espectáculos como un concierto de MUSE este mismo año. Después fuimos hasta el edificio principal, que más que eso parecía un centro comercial: tenía tiendas de alimentación, un pub, varias cafeterías (además de aulas para estudiar) y hasta un mercado de plantas para decorar las habitaciones de los estudiantes.

Seguidamente nos acercamos hasta los jardines de la universidad. Eran increíbles. Nos contaron que, como estamos en la zona más cálida de Inglaterra pudieron crecer hasta plantas tropicales, y que gracias a esto, a sus dimensiones y a su cuidado les fue concedida la bandera verde (equivalente a la bandera azul en las playas). Para concluir nuestra visita nos acercamos hasta el gimnasio universitario, tan grande que parecía una facultad más. No le faltaba de nada: sala de máquinas, sala de fitness, pistas de tenis interiores, pistas de squash, y ¡hasta una zona para practicar quidditch muggle!

El viernes 9 volvimos a poner a prueba nuestro nivel de inglés: nos fuimos al cine a ver The Walk, ¡en 3D!. Trata sobre un funambulista francés que cruzó la distancia existente entre las ahora extintas Torres Gemelas  andando sobre un alambre y como contó con la ayuda de su novia y sus amigos para introducirse en los edificios con todo el material necesario para llevar a cabo la proeza. Estuvo Genial.

Desde Exeter, seguiremos informando.