¡Hola de nuevo, familias!
La última semana del programa está llegando a su fin y estoy segura de que ya os tarda que sea viernes para volver a ver a estas fieras. Con todo, todavía nos quedan algunos días aquí y los estudiantes los están aprovechando al máximo. ¿Queréis saber qué hicimos este fin de semana? ¡Prestad atención!
Tras una maravillosa tarde en la bolera, llegó el sábado y tocaba madrugar para coger el autobús que nos llevaría a Cambridge. A pesar de la buena suerte que hemos tenido durante estas semanas, con días soleados e incluso alguno caluroso, el sábado volvió el tiempo típico inglés: frío y lluvia durante todo el día.
Fue una pena que nos tocase un tiempo tan malo en nuestra visita a Cambridge, ya que apenas nos pudimos parar y disfrutar de todos los sitios maravillosos que ofrece esta ciudad. La lluvia y el viento nos tenían ya calados hasta los huesos prácticamente nada más salir del autobús, por lo que la primera parada en el museo Fitzwilliam fue de agradecer para entrar de nuevo en calor. Hay que reconocer que por lo menos delante de mi y para las fotos supieron poner sus mejores caras de “este museo es verdaderamente interesante”.
Una vez finalizada la visita al museo, salimos de nuevo a la lluvia y al frío a intentar pasear por el centro de la ciudad. Sin embargo, el tiempo seguía en nuestra contra y no paraba de empeorar. Pasamos corriendo por delante del King’s College (la facultad más famosa de la Universidad de Cambridge) y nos detuvimos unos instantes delante del que había sido durante muchos años el estudio donde Stephen Hawking desarrolló muchas de sus teorías. Cuando vimos que todos estábamos calados hasta los huesos y tiritando de frío, decidimos refugiarnos en un centro comercial donde dimos a los estudiantes tiempo libre para comer y hacer las compras que quisiesen. Algunos hasta decidieron hacerle frente a la lluvia e ir hasta el mercado del centro a comprar algunos detalles. Como buenos gallegos, e se chove que chova!
El viento nos arruinó bastante la visita a Cambridge, pero a los estudiantes apenas les importó ya que tuvieron tiempo libre de sobra y pudieron estar con sus amigos de Bedford y Milton. Alrededor de las 16:30, pusimos rumbo hacia el sitio donde nos esperaban los autobuses y, como suele ocurrir en este tipo de situaciones, después de pasarnos todo el día aguantando un tiempo horrible, al poco de subir al autobús para volver a Peterborough, dejó de llover y hasta asomó un poquito el sol.
El último fin de semana de los estudiantes por tierras inglesas estaba llegando a su fin, pero todavía nos quedaba un gran plan para el domingo.
That’s all, folks! Nos vemos en próximas entradas.
