Miércoles, jueves y viernes: los últimos días en St. Luke’s

El miércoles, después de las clases, hicimos una visita cultural a Exeter.

Vimos su impresionante catedral gótica, y Alice nos contó algunas historias ocurridas allí, como el asesinato de algunas figuras importantes, incluido el de un obispo.

También vimos antiguos muros (que todavía se mantenían en pie) donde, en la Edad Media, ejecutaban a mujeres acusadas de brujería. Una pieza de historia muy triste pero muy interesante.

Terminamos en el museo de Exeter, con una colección enorme de animales disecados y exposiciones de todo tipo. Nos faltó tiempo para verlo todo, pero la visita fue muy interesante.

El jueves hicimos una búsqueda del tesoro en el Museo de Exmouth donde los chicos pusieron a prueba sus Reading Skills en inglés mientras iban descubriendo objetos, detalles y curiosidades escondidas por todo el museo. Además, ese mismo día hicimos también un Mystery Trail, una especie de búsqueda del tesoro inspirada en la leyenda de un pirata que, según dicen, había enterrado su botín en Exmouth. Aunque el día estuvo pasado por agua y no todos tenían muchas ganas de mojarse, algunas se lo tomaron muy en serio y no pararon hasta encontrar las pistas.

Y por fin llegó el viernes, el último día de clases en St. Luke’s. Ms. Meléndez se aseguró de que los chicos tuvieran Educación Física por la mañana, para poder jugar al fútbol todos juntos antes de marcharse, y lo consiguió.

También hubo un pequeño reconocimiento para quienes más se habían esforzado en clase: Valeria, Sabela, Zoe, Lorenzo, Sara y Uxía. ¡Muy bien hecho! Estoy muy orgullosa de vosotras (y de todos en general).

Fue una jornada de sentimientos encontrados: alegría por haber terminado (de madrugar) y tristeza por despedirse de los nuevos amigos. No lo pude capturar en cámara, por desgracia, pero calló alguna lagrimilla.

Por la tarde, fuimos a visitar la Costa Jurásica, una zona declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Se extiende a lo largo de casi 150 kilómetros entre Devon y Dorset, y es famosa por sus acantilados formados hace más de 185 millones de años, que muestran capas de rocas de las eras Triásica, Jurásica y Cretácica. En algunos puntos todavía pueden encontrarse fósiles de criaturas marinas prehistóricas.

Y así acabó el viernes. Ahora nos encontramos de camino a Torquay, pero ya os contaré eso el domingo, al final de la semana.

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Quiero contar cómo van estos días, cómo se están adaptando y cómo disfrutan de las actividades que hacemos. En general, todo sigue su curso y poco a poco se les ve más cómodos con la rutina y los madrugones.

Las mañanas fueron como siempre: colegio, clases, todo bien. Ya se les nota más sueltos, así que nada fuera de lo normal.

El lunes por la tarde fuimos a jugar al crazy golf a Exeter, que es como un minigolf pero lleno de luces y obstáculos extraños.

La verdad, lo más divertido para alguno no fue tanto el golf en sí, sino el botón de “para bailar la bamba” y el espectáculo de luces que había en el baño.

El martes teníamos planeado ir a la costa jurásica de Exmouth, pero el tiempo no acompañó, así que tuvimos que cambiar los planes y acabamos yendo a la bolera. Fue un acierto: se lo pasaron genial y hubo una energía muy positiva en todo momento.

   

Después hicieron una actividad de intercambio muy curiosa: empezaban con un objeto pequeño (unos caramelos) y tenían que ir por la calle intentando cambiarlo por algo mejor, hablando con la gente y practicando inglés. Al final hubo de todo: bolsas de fruta cubiertas de chocolate, libros, una minibicicleta, una lámpara con gorro, colonia after shave, una bufanda, e incluso un vestido bastante original.

En resumen, todo sigue su curso, las actividades se disfrutan y poco a poco se les ve más seguros y animados.

Sábado y domingo: entre la policía (no os preocupéis!) y Bristol

En teoría, el sábado era nuestro día libre… pero acabó siendo más bien un “día de gestiones”. Por la mañana hicimos una mini-excursión con Sabela y Uxia a la policía porque Uxia perdió la cartera. Fuimos primero a la comisaría de Exmouth, que estaba cerrada (como muchas otras comisarias, nos comentaban en el autobús), y luego nos tocó ir hasta Exeter. No era el plan más emocionante del fin de semana, pero no quedaba otra. Al final no apareció, aunque seguimos con esperanza! 

Por la tarde, ya más tranquilos, queríamos aprovechar para comer todos juntos. Encontrar un sitio para 18 personas un sábado en Exmouth no es precisamente fácil… así que acabamos en el único restaurante que nos aceptaba sin reserva: un mexicano (o lo que los ingleses entienden por comida mexicana). No era una elección muy meditada, pero al menos conseguimos mesa. Entre fajitas, burritos y costillas con barbacoa pasamos un buen rato. Algunos salieron más contentos que otros, pero lo importante era estar todos juntos.

El domingo tocaba excursión a Bristol, y además se unió el grupo de franceses que había llegado el sábado por la tarde. Paramos primero en el famoso puente colgante, hicimos las fotos de rigor y luego nos adentramos en la ciudad.

Dimos un buen paseo por la ciudad: la universidad, varias calles del centro… y, cómo no, una parada obligatoria en el Bristol City Museum, donde vimos de todo: desde dinosaurios hasta arte francés, pasando por minerales curiosos y cerámica europea.

Fue una visita larga, aunque el tiempo no acompañaba demasiado. Todo estaba un poco gris, pero aun así aprovechamos el día al máximo.

Durante el tiempo libre, varios aprovecharon para comprarse camisetas de fútbol (una de las misiones no oficiales del viaje) antes de volver a Exmouth.

Y así acabó el día. Ya tocaba descansar: el lunes, vuelta al colegio.

Tarde de Juegos y Cream Tea en Topsham

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El jueves pasamos la mañana en el St Luke’s, y al salir nos fuimos a la academia de Hello Exmouth donde tuvimos una tarde de juegos.
Empezamos con el bingo, lo cuál parecería fácil y común. Pero, lo curioso fue que les costaba horrores entender los números en inglés! Cada vez que George cantaba uno, se veían miradas perdidas, y se oía a alguno que decía: ¿Qué ha dicho?

Acabé por escribir los números en la pizarra para aligerar la partida. Parece que el acento British no cala aún!

Después jugamos al Splat, un juego típico inglés en el que hay que reaccionar rápido y “disparar” con la mano cuando se te señala mientras gritas ¡Splat! Sabela ganó las tres partidas seguidas. ¡Las tres! George, el monitor, decía que no había visto nunca nada igual. Tiene unos reflejos que ya los quisiera yo. Sería buena policía.

 

Luego hicimos una actividad de “diseño”. Les dimos materiales de todo tipo (papeles, bolsas, plásticos, etc) y tenían que crear un traje con lo que encontraran para después hacer un desfile. Yo y dos compañeras de Hello Exmouth fuimos parte del jurado.

Se presentaron cuatro modelos: Abril, Carlos, Sabela, y Hugo Romero. Todos los trajes estaban genial y ellos lo hicieron muy bien, pero Hugo fue el claro ganador: su traje era muy original, pero es que desfiló con una seguridad que parecía de pasarela profesional.

Aunque se ha de recordar que Hugo González, Mateo, y Abel fueron los co-creadores de esta obra de arte.

A esas alturas de la tarde, ya había más de uno con hambre, lo que deja claro que todavía no se han adaptado del todo al lunch inglés. (Menos mal que el viernes tocaba una actividad que, por fin, iba de comer.)

El viernes despues del último día de la semana en el instituto, fuimos a Topsham, un pueblecito pequeño, pero con encanto. Dimos una vuelta, hicimos algunas fotos y disfrutamos del paisaje. Es tranquilo, bonito y tiene ese aire inglés de sitio donde parece que nunca pasa nada, pero donde se puede tomar algo muy británico y tipico de Devon: el cream tea.

 

No a todo el mundo le encantó. El sabor del té con leche es un poco peculiar… Pero algunos lo disfrutaron muchísimo. Hugo González, por ejemplo, se tomó cuatro tazas seguidas. Yo temía que le diera un sugar crash por tanta teína y azúcar… pero al final la que acabó pasada de vueltas fui yo. No suelo tomar azúcar, y estuve toda la tarde hiperactiva perdida.

Aun así, hubo alguna queja de hambre antes de lo esperado.

A la vuelta a Exmouth, nos quedamos charlando, jugando al fútbol, e improvisando flexiones para bajar un poco las calorías de la tarde.

Y así terminamos la primera semana. Pero no acaba aquí. El fin de semana también nos dejó y dejará muchas anécdotas que contar… ¡ya os las compartiré en la próxima entrega!

Exmouth – Primeros días en St Luke, Footgolf y Escape Room

El lunes fue el primer día de clase y, como era de esperar, llegaron los primeros contrastes con el sistema inglés. Hay muchas normas nuevas, pero tres destacan por encima de las demás. La primera (y sin duda la más complicada) es silence as default (el silencio como norma). Para los alumnos españoles, acostumbrados a un ambiente más hablador, no está siendo fácil; sin embargo, poco a poco van comprendiendo la dinámica.
Las otras dos reglas son más sencillas: nada de móviles ni chicle. Con esas no hay problema.

Los primeros días han sido un reto: adaptarse al idioma, a las normas, a los horarios… Algunos incluso han tenido ya sus primeros exámenes. Pero, a medida que pasan los días, todo se va haciendo más llevadero. Todo empieza a resultar familiar, y cada uno va encontrando su sitio.

Por la tarde tuvimos la orientación con Shay, quien nos llevó a dar un paseo por Exmouth para ubicarnos un poco. Después, el alcalde nos recibió con gran amabilidad y nos habló sobre la historia y la idiosincrasia de la ciudad.

El martes, después del colegio, quedamos con George para jugar al footgolf, una actividad que dio para todo: algunos se lo tomaron muy en serio, otros acabaron chutando a portería o haciendo toques, y los demás simplemente disfrutaron riéndose, charlando o haciendo el tonto con la pelota. Lo importante es que todos lo pasaron bien.

El miércoles fue otro día completo de clases, y por la tarde tocó el Escape Room. Nos dividimos en grupos y todos logramos salir a tiempo, lo cual fue motivo de celebración. La dueña del Escape Room, Helen, nos comentó que los chicos que hicieron The Vault (la cámara acorazada) lo hicieron genial y que apenas necesitaron ayuda en el juego más difícil. Les he pasado la enhorabuena… y espero que no piensen usar esas habilidades para abrir cajas fuertes ajenas 😄

Después siguió una pequeña competición de selfies con Shay, que dió para bastantes risas y fotos por Exmouth.

 

Al final del día se notaba el cansancio, pero también el progreso. Cada vez hablan más inglés con las familias, y algunos me cuentan, sorprendidos, que mantienen conversaciones larguísimas sin darse ni cuenta.

Por mi parte, ya empiezo a conocer bien las personalidades: el que se queja por deporte, el que se preocupa por todos, el que no calla ni debajo del agua y el callado que, cuando habla, te hace reír sin querer.
Creo que con eso ya puedo decir que el grupo está oficialmente en marcha. Os voy contando cómo sigue 😀

🚌 Día 1 y 2 – ¡Comienza la experiencia Exmouth!

Después de tanto esperarlo, ¡por fin arrancó el viaje!

El sábado salimos desde Vigo rumbo a Oporto, donde tomamos el vuelo a Bristol. De allí, un último tramo hasta Exmouth. Entre traslados, esperas y maletas, fue un día largo: llegamos cerca de medianoche, muy cansados, pero sin incidentes. Las familias anfitrionas estaban esperándonos y cada estudiante se fue directo a descansar.

  

El domingo tocaba madrugar para coger el tren a Plymouth, una ciudad con mucha historia marítima. Allí recorrimos la zona del Barbican y Plymouth Hoe, donde se encuentra el faro y el histórico puerto desde el que partieron tantos exploradores ingleses en dirección al nuevo mundo.

Nuestro guía, Tom, nos enseñó las curiosas casas históricas del siglo XVI (que todavía se mantienen en perfecto estado) y los callejones de Plymouth con mucho entusiasmo. Llevaba buen ritmo de caminata, y los chavales (todavía medio dormidos del viaje) parecían más mayores que nosotros 😄 Aun así, disfrutaron mucho.

Después tuvieron tiempo libre para comer y explorar un poco el centro. Algunos se fueron de compras, otros simplemente se sentaron al sol a descansar, y todos volvieron a tiempo para el tren de regreso.

Por la tarde tocaba la primera cena con las familias. No puedo negar que había serias preocupaciones. La “English cuisine” no goza de buena reputación en el grupo, pero, finalmente, todos sobrevivieron a esa experiencia y, en general, cenaron bien. 

Y, sinceramente, a nivel personal, yo estoy ENCANTADA con el grupo. Son majísimos, muy naturales, se apoyan entre ellos, y tienen un compañerismo que da gusto ver. Les estoy cogiendo mucho cariño en muy poco tiempo. Eso sí, me está costando lo de los nombres… ya he rebautizado a unos cuantos, pero se lo toman con mucha paciencia y humor. 

En resumen: dos primeros días intensos, pero con un balance muy positivo. El grupo se está adaptando rápido, las familias son encantadoras y el ambiente no puede ser mejor.

Seguimos con ganas de todo lo que viene por delante. Y ahora me voy, que me tienen que contar qué tal su primera experiencia en el instituto.