¡Por fin empieza todo!
Junto a las primeras luces a las 6 de la mañana llegan poco a poco los alumnos, algunos más rezagados que otros y con ojeras de dormir poco (ahora bien, si esto se debe a la emoción típica de antes del viaje o haber estado con el móvil hasta las tantas ya es algo en lo que no me meto). Después de la visita de nuestro internacional alcalde, Abel Caballero, y unas cuantas fotos nos dirigimos al primer vuelo de la mañana: un Vigo-Barcelona que finaliza con múltiples aplausos y ninguna incidencia más allá de un aterrizaje ligeramente brusco.
El embarque.
Una vez llegamos a Barcelona y, tras recorrer a toda prisa el aeropuerto, nos subimos en el segundo y último vuelo del día que, con suerte, va todo bien.
En Manchester nos recoge un bus y allí nos dan la noticia que suscita resoplidos y quejas entre la pequeña multitud: oh, no. El trayecto va a durar DOS HORAS.
Es decir, prácticamente una tortura para cualquier chaval o chavala de 16 o 17.
Sin embargo, pronto levantan el ánimo y comienzan múltiples juegos: palabras encadenadas, adivinar el animal… y el triunfo de la tarde, el furor. De ese bus no saldrá ningún ganador de La Voz Kids, pero estamos seguros de que por lo menos se lo han pasado bien.
Gracias a la velocidad y eficacia de nuestros 20 chicos y chicas, llegamos antes de tiempo a York y nos dejan un rato en un Outlet. Mientras que algunos prefieren visitar las diferentes tiendas, otros deciden quedarse fuera disfrutando del buen tiempo, algo ciertamente inusual en Inglaterra.
Y una vez se acaba el tiempo libre, por fin ponemos rumbo al lugar en el que los están esperando las que serán sus nuevas familias de acogida durante tres semanas para llevarlos a casa y que descansen antes de empezar de lleno mañana.
