Un nuevo día de emociones comienza en Dorset. Ya nos sentimos como locales, los trenes ya no tienen secretos para nosotros:
Sabemos llegar a cada estación, que hay un tren rápido que cogerlo es un lío, qué hacer cuando hay trabajos de mantenimiento en la vía y en qué andén ponernos para llegar a nuestro destino.
Por la ciudad caminamos como si estuviésemos en Vigo. Bournemouth lo tenemos dominadísimo y en nuestro camino a casa por las tardes vamos descubriendo poco a poco nuevos comercios y lugares de la zona donde vivimos con los compañeros que se bajan en nuestra parada.
Lo que todavía nos cuesta un poco es saber de qué lado vienen los coches. Así que miramos varias veces a ambos lados y solucionado.
Hoy llegamos al colegio con confianza, tenemos unos buddies excepcionales, que nos ayudan a encontrar nuestras clases y se preocupan por nosotros, pero cada día nos volvemos más independientes y somos capaces de ubicar más o menos dónde está cada clase.
Una de las asignaturas que más nos están llamando la atención es Cocina. Allí probamos nuestras habilidades como futuros aspirantes a MasterChef, disponemos de varios hornos, vitrocerámicas y multitud de menaje de cocina para llevar a cabo nuestras elaboraciones. Hoy hemos hecho hamburguesas y lo mejor de todo es que… nos las hemos comido al terminar! Mmmm… yummy!
Y hablando de cocina, por la tarde llega el plato fuerte del día: Minigolf! Todos hemos probado nuestro potencial en este deporte. El campo estaba ambientado como si de una selva tropical de tratarse y entre tigres, serpientes y cocodrilos dábamos nuestros mejores golpes y hacíamos alguna que otra trampilla.
Además, las chicas del colegio de Avonbourne estaban con nosotros, y pudimos compartir un rato distendido y agradable tomando unos granizados en la cafetería mientras nos preguntábamos: ¿Qué deporte practicaremos mañana?
