¡Buenos días, tardes o noches! (depende de cuándo lo leas)
Por fin llegamos a Inglaterra tras un día más propio de un atleta que de un grupo de piltrafillas como nosotros. Tras empezar el viaje con un ligero retraso en Vigo debido a la niebla y solo 40 minutos para embarcar en el avión a Londres, nos recorrimos un aeropuerto y parte del otro en 20 minutos para llegar a nuestro destino: el satélite (T4S). No tuvimos que hacer un vuelo intergaláctico (aunque quizás habríamos tardado menos), “simplemente” cambiar de la terminal 4 a la 4S.
¿Mereció la pena? ¡Home non! Fuimos como la queen de Inglaterra, cada uno con su televisión viendo películas y series en cada uno su televisión personal. Ya podía durar más el vuelo. Pero entre unas y otras llegamos a Londres y casi sin darnos cuenta estábamos ya con las familias.
Mañana más, pero no mejor, porque es imposible.