El lunes comenzó con la misma rutina de todos los días, coger el bus a las 7:30 de la mañana, para encontrarnos con nuestros “buddies” a la hora de ir a clase. Pero hoy hubo una novedad, a tercera hora no iríamos a clase, sino que nos tocaría hacer la prueba final de inglés, para comprobar como habíamos mejorado en estas semanas. La mayoría mejoraron, algunos se quedaron igual y alguno bajó un poquillo (demasiadas preguntas en muy poco tiempo
Al acabar la clase fuimos directamente a Exeter, donde visitaríamos el Quay (antiguo puerto y canal de la ciudad). Pudimos dar una vuelta por esta parte de la ciudad y curiosear en las tiendas de antigüedades y souvenirs. A continuación, nos invitaron a tomar un helado en una de las heladerías más conocidas de la ciudad. Los helados eran enormes y la mayoría escogió cucuruchos bañados en chocolate, la verdad es que lo disfrutamos.
A continuación nos dieron el añorado tiempo libre, casi todos tenían que hacer compras de última hora y los monitores decidieron regalarnos más tiempo para poder comprar algo para toda la familia, sin olvidarnos de nadie. Nos dividimos en pequeños grupos para explorar la ciudad y sus tiendas. La mayor parte del grupo (entre los que me incluyo) recorrimos varias tiendas, algunos curioseando y otros comprando. Como teníamos mucho tiempo libre, algunos nos pusimos a jugar al ping-pong hasta la hora de encuentro.
El regreso lo hicimos en tren, el viaje se nos hizo un poco largo, pero por fin llegamos a Exmouth y nos dispusimos a irnos casa, donde nos esperaban nuestras familias de acogida para cenar después de un día completo.
Desde Exmouth, Pablo Gómez Tato