Tercera semana en Liverpool – Calday, excursiones y Manchester

En nuestra tercera semana ya empezábamos a adaptarnos a Calday, íbamos conociendo a la gente, disfrutando de la comida de la escuela y aprendiendo cada vez más. Aunque las clases fueron un poco difíciles a veces, hemos de reconocer que nuestros niños supieron ponerse al día y sacar provecho de esta maravillosa experiencia. Cada vez hacían mejores migas con sus buddies y con los profesores, y aunque se quejaban cada vez que tenían clase por la tarde, ¡estoy segura de que aprovecharon al máximo!

También hemos de reconocer que las actividades de esta semana fueron muy divertidas, nuestra academia de inglés nos tenía preparadas un montón de actividades chulísimas para los días que no teníamos clase por la tarde.

El lunes fue nuestra favorita, tuvimos bolera y laser tag. Aunque me habría encantado sacar fotos del laser tag, los móviles no estaban permitidos dentro (totalmente comprensible, cuántas carreras y cuánta diversión, ¡y cuánto peligraban los móviles en medio de tanta emoción por ganar!).

El miércoles tuvimos el Museo de Liverpool por la tarde, donde aprendimos un poco de la historia de esta ciudad donde tanto disfrutamos tres semanas, e incluso nos atrevimos a cantar Yellow Submarine en el Karaoke a todo pulmón! También, descubrimos aquí las mejores vistas de Liverpool.

El jueves nuestra actividad fue una competición fotográfica. Por grupos fueron siguiendo las pistas para llegar a los sitios más famosos de Liverpool y sacarse fotos allí. ¡Todos nuestros chicos fueron unos auténticos ganadores!

El viernes volvieron a tener clase por la tarde, y el sábado era su día libre, así que aprovecharon a comprar los mejores souvenirs para sus familias y a investigar un poco más de la ciudad por su cuenta.

El domingo nuestra excursión fue a Manchester. Esta ciudad nos recordaba bastante a Liverpool aunque más grande. Allí fuimos al museo de la Ciencia y la Industria, y su actividad favorita fue revisarse los oídos con una cámara, donde pudieron descubrir todo lo que había dentro de sus orejas.

Después del museo, fuimos a los jardines en Picadilly, nuestro punto de encuentro, donde pudieron tener su lunch y salir a pasear y seguir investigando de esta enorme ciudad.

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Antonella Rodríguez Acosta

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