¡Hola de nuevo!

Hoy por fin comenzó lo que todos estaban esperando con más ganas: las clases. Para respetar su privacidad por una vez no saqué la cámara, así que me apena informar de que no hay fotos de tal momento, pero os aseguro que todos estaban muy contentos (o, por lo menos, todo lo contento que puedes estar después de 3 horas de clase en pleno julio).

Una vez pasado el tiempo de comida y las múltiples quejas sobre como una hora para comer es insuficiente, nos dirigimos a The York Dungeon, unas mazmorras que todos tenían muchas ganas de visitar. De nuevo, allí no dejaron sacar la cámara para un par de fotos rápidas mientras alguna estaba encerrada en una jaula (de la cual prometo que pudo salir sin mayor trauma), así que tendreis que fiaros de mis palabras cuando os digo que a pesar de las lágrimas y los gritos, a todos les gusto bastante la experiencia.

Imagen de antes de la tragedia

¡Por aqui estamos de vuelta! En este caso, con nuestra primera excursión de día completo.

Desde York cogemos un bus hacia Robin Hood’s Bay. Y vaya viaje en bus. Si las otras nacionalidades que tuvieron el enorme placer de ir con nosotros no sueñan con Despacito y Melendi esta noche, habremos fracasado en nuestra misión: dar el cante lo máximo posible y que nadie dude de qué país venimos.

Una vez se acaba el trayecto y se apaga la que parece la radio de Los 40 Classic, nos encontramos con un pueblo pesquero pequeñito al noreste y que pudimos recorrer fácilmente en dos horas. De lo que nos quedamos con este viaje es, posiblemente, que no existe rival alguno que se acerque siquiera a Samil.

Algunas también aprovecharon para darse un baño

Después del tiempo libre y de subir la mortal cuesta del pueblo, volvemos al bus que esta vez nos dejará en Whitby, ciudad destacada por haber sido la inspiración de Drácula y su relación con el Capitán James Cook. Despues de atender con especial esmero y ansia a las explicaciones de la guía que nos acompañó durante la visita, son todos libres de comer un fish and chips al lado de la costa o parar en uno de los múltiples puestos de helados. Lo que seguro que a ninguno se le ocurrió fue subir las 199 escaleras que constituyen la atracción  principal de la ciudad. Y con toda la razón, para hacer esfuerzos ya suben Urzáiz en Vigo.

Y con esto volvemos todos a casa, que mañana empiezan las primeras clases, donde seguro que aprenderan muchísimo inglés (o más les vale).

¡Por aquí estamos de nuevo!

Todos un poco más descansados (al fin y al cabo, las 9 son una hora mucho más razonable que las 6) nos encontramos en la entrada de la que será nuestra academia durante las próximas tres semanas. Allí, Pauleen nos explica un poco cómo van a ser las clases y qué esperarnos de ellas. Lo más importante, sin duda, es dónde están los baños y que en el descanso les van a dar galletas.

Después, por fin tuvimos todos nuestro primer contacto real con York. Rachel nos propuso un reto que consistía en responder a una serie de preguntas sobre las diferentes calles que pisábamos y monumentos que veíamos que, para nuestra sorpresa y orgullo, todos se tomaron muy en serio. Probablemente volverán a casa siendo todos unos expertos en esta ciudad.

Torre Clifford

Esto definitivamente no era una pregunta

Museum Gardens

St Helens Square

Después de patearnos todo el centro histórico y comer en restaurantes de primera (Pret-a-Manger, Poundland y pondría la mano en el fuego por que alguno dejó de buscar una vez vio el logo del McDonalds a lo lejos) fuimos a la catedral de York (que en verdad no es una catedral porque no es lo mismo que Minster blablabla… estoy completamente segura de que los chicos os lo explicarán entusiasmadísimos esta noche cuando los llaméis) e hicimos una pequeña caza del tesoro sobre diferentes detalles de la iglesia. Los ganadores fueron Fasika y Xavi, que llevaban todo el día en la pole (llegar los primeros a la academia, máxima puntuación en las preguntas… un auténtico 10/10).

Y una vez nos enseñaron el punto de reunión para la salida del domingo, volvimos a la escuela donde nos despedimos hasta entonces. Con suerte, podrán disfrutar de un agradable sábado en el que se despertarán a una hora más bien propia de España.

¡Por fin empieza todo!

Junto a las primeras luces a las 6 de la mañana llegan poco a poco los alumnos, algunos más rezagados que otros y con ojeras de dormir poco (ahora bien, si esto se debe a la emoción típica de antes del viaje o haber estado con el móvil hasta las tantas ya es algo en lo que no me meto). Después de la visita de nuestro internacional alcalde, Abel Caballero, y unas cuantas fotos nos dirigimos al primer vuelo de la mañana: un Vigo-Barcelona que finaliza con múltiples aplausos y ninguna incidencia más allá de un aterrizaje ligeramente brusco.

El embarque.

Una vez llegamos a Barcelona y, tras recorrer a toda prisa el aeropuerto, nos subimos en el segundo y último vuelo del día que, con suerte, va todo bien.

En Manchester nos recoge un bus y allí nos dan la noticia que suscita resoplidos y quejas entre la pequeña multitud: oh, no. El trayecto va a durar DOS HORAS.

Es decir, prácticamente una tortura para cualquier chaval o chavala de 16 o 17.

Sin embargo, pronto levantan el ánimo y comienzan múltiples juegos: palabras encadenadas, adivinar el animal… y el triunfo de la tarde, el furor. De ese bus no saldrá ningún ganador de La Voz Kids, pero estamos seguros de que por lo menos se lo han pasado bien.

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