Feliz lunes, everyone!

Hoy ha sido nuestro penúltimo día y nuestro último lunes. Empezamos a notar la desazón y, a la vez, la morriña aumenta.

El día de hoy ha sido muy sencillo y, de hecho, tenemos muy pocas fotos, así que vamos a combinarlo con una historia muy interesante que le ha pasado a una de nuestras alumnas.

La monitora (como un tomate) y las dos primeras viguesas en llegar al colegio (María y Clara). También podemos apreciar una monitora intrusa que no corrió.

Lo primero es lo primero. Hoy, las niñas han ido al colegio como siempre, contentas porque ya les queda menos de clase (aunque es una sensación agridulce, porque dejar el Mercy College significa dejar Sligo). Al acabar las clases un grupo de profes tenían preparada una actividad especial… una sesión atlética de correteo. Hicieron dos grupos con nuestras chicas y las chicas irlandesas: el de las que iban a correr y el de las que iban a pasear. Una de nosotras, las monitoras, se unió a la carrera a pesar de no estar vestida para la ocasión, pero las chicas lo pidieron efusivamente y la monitora pensó “yo me doy a mi público”.

Y empezamos a correr. Corrimos 15 minutos por Doorly Park y otros 15 de vuelta al colegio, una carrerita, vaya. De las chicas que corrían algunas corrieron mucho y otras (monitora incluída) se decantaron por un trote cochinero más adecuado a nuestro estado físico.

El grupo después de la carrera / paseo

Volvimos al colegio, algunas sudadas, recogimos nuestros abrigos y nos fuimos todas a nuestras casas.

Tarros de miel en el concurso

Pasemos a la historia interesante. Tenemos una alumna, María, cuyo padre tiene un amigo (atención, readers, no os perdáis) que vende miel. Una vez, un irlandés le compró miel y la presentó a un concurso de miel en Irlanda. La miel ganó el concurso, y el irlandés le mando al amigo del padre de María los premios. El caso es que María le contó esta historia a su host mom, y esta hizo algunas llamadas pero encontrar al irlandés. ¡Y vaya si lo encontró! No solo eso, sino que el hombre las invitó a ambas a ir a un concurso de miel que se celebró el jueves pasado, donde iba a presentar de nuevo la miel del amigo del padre de María. Allá fueron María y sus host parents, y… ¡qué ilusión les hizo ver que la miel española ganaba una vez más un concurso de mieles irlandés! La verdad es que ha sido una experiencia inolvidable para María, y nosotras que nos quedamos con una anécdota increíble. 

Mañana es nuestro último día. Lo bueno es que las que estamos acatarradas podemos llorar y echarle la culpa a los estornudos. Hasta entonces, ya sabéis que encontraréis más fotografías (de hoy no muchas más) en este chiripitifláutico enlace.

Sara G. & Celia V.

Celia Veiga Pérez