PETERBOROUGH 01/10 – Tarde de juegos en el instituto

¡Hola de nuevo, familias!

Pasado el fin de semana, estamos otra vez a lunes y a los estudiantes les toca volver a la rutina de las clases. Como a todos (y más después de la visita del fin de semana a Londres), el lunes se les hizo muy largo y las clases parecían no acabar nunca. Así de desesperados me los encontré 10 minutos antes de que sonase el timbre:

Cuando las clases por fin finalizaron, los estudiantes tenían una tarde de juegos por delante. Tevin, uno de los coordinadores de las actividades, llegó con una caja cargada de diferentes objetos para hacer los juegos.

El primero de ellos fue una sopa de letras en la que, por equipos, los estudiantes tenían que encontrar el mayor número de palabras posibles. Hubo muchos debates sobre si algunas de las palabras que encontraban existían o no en inglés e incluso hubo intentos de copiarle las palabras a otro equipo.

A continuación, cada uno de los equipos tenía que, con un espagueti en la boca y sin ayudarse con las manos, enganchar un macarrón y transportarlo de una mesa a otra lo más rápido posible. Este fue uno de los juegos más divertidos, no sólo por lo complicado de introducir un espagueti por el medio del macarrón, si no por lo continuos ataques de risa de los estudiantes. Irene simplemente no era capaz de levantarse del suelo de la risa…

La verdad es que, durante las casi dos horas que duró la actividad, hicimos una gran cantidad de juegos diferentes. Hubo también una competición de lanzamiento de aviones de papel: cada uno de los alumnos tenía que elaborar su avión de papel y luego cada equipo seleccionaría el mejor para el torneo. Algunos de los estudiantes sabían como diseñar el avión perfecto, como Brais, mientras que otras no lo tenían tan claro, aunque ponían cara de ingenieras aeronáuticas, como Irene y Valeria.

Los últimos juegos para acabar la actividad fueron dos juegos de velocidad. En uno de ellos, cada miembro del equipo tenía que echarse un poco de vaselina en la punta de la nariz y pegarse un trozo de algodón. Lo más rápido posible y sin que se les cayese al suelo, tenían que llevar el trozo de algodón hasta la otra punta de la clase. El último juego con el que se decidiría el equipo ganador indiscutible del día fue “Padres y Bebés”. Un miembro de cada equipo tendría que beberse lo más rápido posible un refresco a través de un biberón. El resto de miembros del equipo se encargaban de animar a su representante, pero a veces sólo conseguían hacerles reír más, como le pasó a Silvia con Ainé.

That’s all, folks! Nos vemos en próximas entradas.

 

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Fuensanta Buceta

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