Hola papis, mamis, y demás familia!

Otro sábado más, nos pusimos nuestras sudaderas preferidas y nos lanzamos a la aventura, de excursión por el Sur de Cornwall.

La primera parada fue St Michael Mount , que guarda un asombroso parecido tanto en el nombre como en algunas características con el Mount St Michel francés, algo más famoso que su homónimo de Cornwall.

Tuvimos mucha suerte, porque la marea estaba baja, por lo que pudimos caminar hasta la isla. Cuando la marea sube el camino queda cubierto y sólo se puede acceder al castillo en barco

Podeís consultar algo más de info sobre el monte y ver cómo sube la marea y cubre el camino aquí.

Después de un paseo hasta el castillo, Mike nos propuso un desafío: a ver quién encontraba y traía una foto primero de las huellas de los Duques de Cornwall, el príncipe Carlos y su mujer. Después de un buen rato buscando por los alrededores, Sergio fue el primero en encontrarlas y traer la foto de las huellas grabadas en metal. También estaban las huellas de la reina y del duque de Edimburgo, su marido.

Después del bonito paseo, nos fuimos al fin del mundo, el equivalente en cierto modo de Finisterre: Land’s End, que literalmente significa el fin de la tierra. Es el punto más al sur de Reino Unido, y hay un camino que hace mucha gente en bici o andando hasta Escocia, al punto más al Norte, atravesando el país. Este camino acaba o empieza, dependiendo de la persona, en Land’s End.

Comimos aquí, con unas vistas inmejorables como podéis ver en las fotos:

Después de comer nuestro picnic y comprar algunos souvenirs en las tiendas de Land’s End, fuimos a Saint Ives, un bonito pueblo costero, conocido por los muchos artistas que vivieron allí. Si que es verdad que, sin el sol y el buen tiempo el pueblo pierde un poco.

De todas maneras, tuvimos algo de tiempo libre para pasear por las calles empedradas y hacer algunas compras.

Después, volvimos a Newquay para cenar y pasar el domingo con nuestras host families, y estábamos tan cansados que muchos durmieron casi todo el camino de vuelta (y además, descubrieron el gran invento de reclinar los asientos del bus, que creo que aprovecharán el resto del viaje).

Hasta la próxima.

Noa Philippon