Good afternoon,

Como ya os habrán contado vuestros hijos, ayer nos pegamos un madrugón considerable para poder llegar a tiempo a nuestro vuelo con dirección Madrid. A las 06:45, teníamos que estar todos, por última vez, a las puertas de Cobham Free School para coger el autobús que nos llevase a Heathrow.

Antes de subir, recogimos por última vez las Oyster y queremos pensar que nadie se olvidó de ella gracias a nuestra insistencia de siempre. Una vez llegaron los últimos alumnos, pusimos rumbo al aeropuerto y, dentro del autobús, realizamos nuestro magnífico recuento, que, para ser tan temprano, salió bastante bien.

Grupo en el autobús con destino Heathrow

En el aeropuerto, comprobamos que a nadie le faltaba su documentación (teníamos miedo de que alguien lo hiciera para quedarse en Molesey) y facturamos nuestros maletones con mucho miedo a tener que pagar ese exceso de peso al que tanto temíamos, pero al final nos las arreglamos cambiando cosas de unas maletas a otras, aunque he de decir que casi todos teníamos un buen margen de peso.

Cuando terminamos de facturar, tuvimos tiempo de sobra para desayunar por el aeropuerto e intentar despertarnos antes de pasar el control. Tras recargar las pilas, nos dispusimos a pasar el control del aeropuerto y a muchos de nosotros nos vieron caras de delincuentes, ya que nos tocó el control especial y el cacheo de la policía. Finalmente, pasamos todos sin ningún problema, como era de esperar, y tuvimos más tiempo libre para seguir comiendo o parar a tomar un último té inglés en el aeropuerto, incluso hubo quien aprovechó para hacer compras de ultimísima hora antes de abandonar Reino Unido.

Egoitz con lo que no pudo meter en la maleta

Tras unos minutos de espera enfrente al panel de información de vuelos, nos dirigimos a nuestra puerta de embarque y entramos en el avión. Muchos se llevaron una desilusión al no tener un avión tan equipado como el primero, pero teniendo en cuenta la hora a la que nos levantamos, estoy segura de que muchos se pasaron todo o parte del viaje durmiendo. También hubo gente que tenía energía de sobra y estuvo intercambiando cotilleos con compañeros del otro grupo que nos acompañó en el vuelo o incluso para jugar a las cartas.

Antía en el avión

A las 15:14 pisamos suelo madrileño, ¡por fin! En la T4 del aeropuerto de Barajas, aprovechamos para comer nuestra comida de mediodía, ya que aquí teníamos opciones para todos los gustos y con mejores precios que en el avión y también estábamos más cómodos para comer nuestros últimos packed lunches quien lo haya preferido. Teníamos mucho tiempo entre un vuelo y otro, así que una vez terminamos de comer, nos fuimos a descansar un poco por el aeropuerto, cada uno a su manera, o aprovechando las últimas horas del programa: creo que lo que más escuchamos ayer fue “no me quiero ir, ¿no podemos quedarnos más tiempo?”.

Grupo esperando en la T4 para embarcar

Alba, Elvira, Mariana, Candela C y Elisa en la cola para entrar al avión

A las 19:40 salía nuestro segundo y último avión con destino Vigo. Esta vez el vuelo fue mucho más corto y, además, los afortunados de ventanilla pudimos admirar el maravilloso cielo del anochecer desde las nubes. Llegamos a tierras gallegas unos minutos antes de la hora prevista, pero nos hizo falta, ya que luego vino el momento más temido por todos: la recogida de maletas. Por suerte para todos, ninguno perdió su maleta y todas llegaron sanas y salvas a Vigo.

Una vez todos recogimos nuestras maletas, recontamos por última vez, esta vez nos salió bien, porque todos estábamos atentos y no queríamos defraudar y, además, aprovechamos a sacarnos la última foto grupal con algún infiltrado de otro grupo.

Última foto grupal con infiltrados

Al terminar, nos sorprendieron a las monitoras con un precioso detalle hecho por ellos mismos estos días. No tenemos palabras para agradecer estas maravillosas semanas y el maravilloso grupo que hemos tenido, no pudimos haber tenido más suerte. No nos vamos a olvidar nunca de ellos y esperamos que el sentimiento sea mutuo.

Abrazos y hasta siempre,

Sandra y Carlota