Good morning, everyone! How are you all doing?

Hoy empezamos nuestra última semana, nuestro último lunes en Cobham. Pero eso ya os lo contaremos en la próxima entrada. En este post, os contaremos qué tal nos fue el sábado en Londres y, también, para mucho de nosotros, el domingo.

Como ya es habitual, el sábado nos reunimos en la estación de tren de Kingston sobre las 08:45. Para el recorrido, nos acompañó Fara, una nueva guía que desde el minuto cero captó nuestra atención con sus conocimientos y facilidad de transmitir entusiasmo. Después de nuestro habitual recuento y algun café rápido para terminar de despertar, pusimos rumbo a Londres.

En el viaje en tren nos dio tiempo a charlar y también a hacernos fotos con filtros graciosos.

Como siempre, nuestro tren llegó con puntualidad inglesa a la estación de Waterloo, que ya se ha convertido en nuestro punto de bienvenidas y despedidas de nuestra ciudad.

En Waterloo hicimos conexión con the tube y nos adentramos en las profundidades de la ciudad de las mil caras para llegar a la zona de Greenwich, nuestro destino para este día.

Nada más llegar allí, Fara nos comenzó a explicar interesantes datos de la zona, como la conexión entre la navegación y la astronomía, las dos cosas más relevantes de Greenwich. Nos hizo un pequeño recorrido por el pueblo, donde aprovechamos para comer nuestros snacks antes de entrar en National Maritime Museum, lugar con las colecciones marítimas más interesantes y extensas.

Sin embargo, algunas apreciaron mucho más otras peculiaridades de la zona: “Pues a mí lo que más me gustan son las vallas” comentó Carmen.

Después de recorrerlo de punta a punta y aprovechar para sacar fotos, dibujar, jugar, explorar, debatir… compartimos un bonito almuerzo en el Greenwich Park, donde nos dio tiempo a jugar con los preciosos perros que paseaban por allí o cantar y bailar, entre otras cosas, aprovechando la no-lluvia de ese día, pese a lo amenazante que parecía el gris del cielo.

Una vez devorados nuestros packed lunches, nos atrevimos a subir la colina sobre la que descansa el Greenwich Meridian Line 0 y The Royal Observatory. Una experiencia única. Allí recorrimos todos los rincones del observatorio con la ayuda de nuestra audio-guía y aprendimos muchísimo sobre longitudes, latitudes, astronomía y navegación.

También nos reunimos con otras compañeras y compañeros de diferentes grupos, lo cual siempre causa un gran revuelo entre los chavales. Como si hubiesen pasado años sin verse, aunque nos tropecemos cada dos por tres los unos con los otros en las actividades. Pero, ya se sabe, la intensidad emocional de los adolescentes…

Al terminar nuestra visita en el observatorio, pusimos rumbo al Greenwich Market, en el corazón de la zona. Allí pudimos recorrer sus bonitas calles, sus tiendas artesanas, comprar algún souvenir más o seguir comiendo (parece que tanta actividad y estar en edad de crecimiento abre el apetito).

¡Y rumbo a casa! Desde el mercado de Greenwich pusimos rumbo a la estación de Waterloo para coger el tren que nos llevaría de vuelta a la estación de tren de Kingston y, de ahí, cada mochuelo a su olivo. Pero no por mucho tiempo.

Como era el deseo de las chicas y los chicos pasar el último domingo en Londres, y nosotras solo estamos aquí para cumplir sus deseos (nótese un poco la retranca), después de algunas consultas técnicas, acordamos visitar de nuevo la ciudad el domingo con 18 estudiantes. Los demás prefieron quedarse en la zona de Kingston o pasando el día con sus host families.

El plan de viaje fue el de siempre. No así la ruta. Esta vez iríamos a otra zona de la gran ciudad de Londres: Portobello y Nothing Hill. Así comenzamos la mañana, recorriendo sus calles y comiendo en el mercado, pudiendo elegir entre las variedades culinarias que se nos presentaron: comida china, peruana, española, tailandesa, mexicana, venezolana, italiana… También aprovechamos allí para hacer alguna compra más, con regateo incluido, para después perdernos por las calles hasta llegar al bonito barrio de Nothing Hill.

Después de este pintoresco recorrido, pusimos rumbo a Oxford Street y Tower Bridge, aprovechando para hacer las últimas fotos y vídeos y echar el último vistazo a una de nuestras ciudades favoritas. También nos dio tiempo a apreciar algunos de los edificios más emblemáticos de la arquitectura de Norman Foster, como el City Hall y The Gherkin (30 St Mary Axe). Una maravilla arquitectónica para despedir la ciudad de las mil caras.

Una vez terminado nuestro recorrido, nos subimos al tren con destino Kingston. No sin antes experimentar una de las sensaciones más auténticas de Londres.

En la próxima entrada, como os mencionamos antes, os contaremos qué tal nos ha ido en este último lunes en Molesey.

Como siempre, os leemos atentas y esperamos vuestros comentarios.

PD: Por petición popular, adjuntamos una foto de Manu G, para que su mamá se quede tranquila, ya que nos comentan que Manu no manda suficientes fotografías. ¡No quiere volver!

Abrazos,

Carlota y Sandra