¡Hola de nuevo, familias!

Perdonad la tardanza, pero ha sido un fin de semana muy completito y no hemos parado ni un segundo. Tras la tarde tan genial que los estudiantes y yo pasamos en la pista de hielo, el jueves nos tocaba hacer una actividad algo más relajada. Sinceramente, con lo mazada que estaba yo después de tantas caídas, hasta lo agradecí.

Una vez finalizaron las clases, los estudiantes y yo esperamos a Magda (la coordinadora local) para empezar la actividad de esa tarde: un concurso de preguntas de cultura inglesa y de cultura general. Dividimos a los estudiantes en tres grupos de cuatro y fuimos leyendo las preguntas: ¿cuáles son los colores de la bandera de Reino Unido? ¿Cuáles son las universidades más famosas de Inglaterra? ¿Cómo se llama la Primera Ministra del país?

Lo cierto es que, después de pasar una tarde patinando sobre hielo, no fue fácil hacer que los estudiantes estuviesen sentados y tranquilos durante la actividad. ¡Ni siquiera el premio de chocolatinas logró calmarlos! Los alumnos acertaron un gran número de preguntas, y eso que las había bastante difíciles. Hubo alguna que otra metedura de pata (como confundir a Tom Hanks con Arnold Schwarzenegger), pero todos obtuvieron muy buena puntuación.

Finalmente, el grupo ganador fue el formado por Brais, Leire, Mateo y Paula y por ello consiguieron dos bolsas de chocolatinas para el equipo. Pero los otros dos equipos no se fueron con las manos vacías: consiguieron una bolsa a repartir entre cada uno de los miembros del equipo. El concurso acabó bastante rápido, en parte por las ganas que tenían los estudiantes de ir hasta el centro y aprovechar que las tiendas cerraban ese día a las ocho de la tarde. Todos querían prepararse para la excursión del sábado a Cambridge, y parece que Brais ya tenía decidido el modelito para el viaje. ¡Simplemente divino!

That’s all, folks! Nos vemos en próximas entradas.

¡Hola de nuevo, familias!

El tiempo pasa volando y nos estamos acercando al final de esta experiencia. Tras algunos “problemillas” de organización, por fin llegó el día que la mayor parte de los estudiantes estaban deseando: ¡tarde de patinaje sobre hielo!

Antes de ir hacia el Planet Ice de Peterborough, la empresa nos llevó a todos al centro y nos invitó a unos increíbles batidos. La mejor opción para coger fuerzas antes de ir a patinar. Y, si no, que se lo digan a Ainé, Irene y Silvia que posaban así de contentas con sus batidos de Kinder Bueno y Oreo.

Cuando ya todos acabamos nuestros batidos nos fuimos, con la barriga llena, a patinar. Los estudiantes estaban muy emocionados y tenían muchas ganas de salir al hielo. Aunque es cierto que otros, entre los que me incluyo, estábamos bastante nerviosos al no tener muy dominado el tema de aguantar de pie sobre el hielo. Una vez arreglado todo el tema de la talla de los patines y, como fue el caso de Mateo, haber conseguido ponerlos correctamente, nos dirigimos a la pista de hielo. Por suerte para todos aquellos que andábamos bastante inestables sobre el hielo, nos ofrecieron una ayuda para evitar caer (tanto) en forma de oso.

Fue una tarde muy divertida y la mayor parte de los estudiantes aprovecharon hasta el último minuto de las dos horas para disfrutar en el hielo. Al final resultó que todos se defendían bastante bien patinando y la que más tiempo pasó en el suelo (a pesar de contar con la ayuda de los osos) fui yo. Uno de los empleados que estaba con nosotros en la pista se pasó la mayor parte del tiempo divido entre poner las canciones que algunos de los estudiantes le pedían y recogerme a mi del suelo cada 20 minutos.

Las dos horas de tiempo que teníamos para patinar se pasaron volando y tuvimos que salir de la pista, recoger los osos ayudantes y devolver los patines. Con todo, una de las actividades que más ilusión les hacía a los estudiantes no defraudó y pasaron todos una tarde maravillosa. Al final, la única que volvió a casa magullada por todos lados y con el frío en el cuerpo después de tantas caídas fui yo…Bueno, y quizás Paula también.

That’s all, folks! Nos vemos en próximas entradas.

¡Hola de nuevo, familias!

Pasado el fin de semana, estamos otra vez a lunes y a los estudiantes les toca volver a la rutina de las clases. Como a todos (y más después de la visita del fin de semana a Londres), el lunes se les hizo muy largo y las clases parecían no acabar nunca. Así de desesperados me los encontré 10 minutos antes de que sonase el timbre:

Cuando las clases por fin finalizaron, los estudiantes tenían una tarde de juegos por delante. Tevin, uno de los coordinadores de las actividades, llegó con una caja cargada de diferentes objetos para hacer los juegos.

El primero de ellos fue una sopa de letras en la que, por equipos, los estudiantes tenían que encontrar el mayor número de palabras posibles. Hubo muchos debates sobre si algunas de las palabras que encontraban existían o no en inglés e incluso hubo intentos de copiarle las palabras a otro equipo.

A continuación, cada uno de los equipos tenía que, con un espagueti en la boca y sin ayudarse con las manos, enganchar un macarrón y transportarlo de una mesa a otra lo más rápido posible. Este fue uno de los juegos más divertidos, no sólo por lo complicado de introducir un espagueti por el medio del macarrón, si no por lo continuos ataques de risa de los estudiantes. Irene simplemente no era capaz de levantarse del suelo de la risa…

La verdad es que, durante las casi dos horas que duró la actividad, hicimos una gran cantidad de juegos diferentes. Hubo también una competición de lanzamiento de aviones de papel: cada uno de los alumnos tenía que elaborar su avión de papel y luego cada equipo seleccionaría el mejor para el torneo. Algunos de los estudiantes sabían como diseñar el avión perfecto, como Brais, mientras que otras no lo tenían tan claro, aunque ponían cara de ingenieras aeronáuticas, como Irene y Valeria.

Los últimos juegos para acabar la actividad fueron dos juegos de velocidad. En uno de ellos, cada miembro del equipo tenía que echarse un poco de vaselina en la punta de la nariz y pegarse un trozo de algodón. Lo más rápido posible y sin que se les cayese al suelo, tenían que llevar el trozo de algodón hasta la otra punta de la clase. El último juego con el que se decidiría el equipo ganador indiscutible del día fue “Padres y Bebés”. Un miembro de cada equipo tendría que beberse lo más rápido posible un refresco a través de un biberón. El resto de miembros del equipo se encargaban de animar a su representante, pero a veces sólo conseguían hacerles reír más, como le pasó a Silvia con Ainé.

That’s all, folks! Nos vemos en próximas entradas.

¡Hola de nuevo, familias!

La primera semana de clases ya ha acabado y el día con el que los estudiantes llevaban soñando desde que pisaron tierras inglesas (e incluso desde antes) llegó: ¡nos vamos de visita a Londres!

Esta mañana tocó madrugar, pero nunca habían protestado tan poco por tener que hacerlo. Si es que cuando les interesa… Nos reunimos todos en la estación de trenes de Peterborough y a las 8:30 de la mañana ya nos subíamos al tren con destino a Londres. Al llegar a la estación de King Cross (famosa por la película de Harry Potter), nos encontramos con los grupos de Milton y de Bedford. Si los estudiantes ya estaban emocionados con la visita, poder recorrer Londres junto al resto de sus compañeros y amigos de Vigo fue ya inmejorable.

El tiempo inglés se portó el día de hoy y pudimos recorrer Londres acompañados de un maravilloso día de sol. Aquí podemos ver a los estudiantes delante del London Eye, posando delante de edificios gubernamentales y con algunos de los estudiantes de los otros grupos visitando Chinatown.

¡Nunca se habían quejado tan poco por tener que andar de un lado para otro! Sobre las 12:30 decidimos parar en el St. James Park para hacer un descanso y aprovechar para comer los packed lunch que las familias anfitrionas les habían mandado a los niños. Todavía nos quedaba por visitar el Palacio de Buckingham y Piccadilly Circus antes de dirigirnos hacia Convent Garden donde los estudiantes tendrían tiempo libre. La única queja general entre los estudiantes fue el hecho de que el Big Ben estuviese tapado por obras. Con esta cara nos quedamos Ainé y yo al ver que no íbamos a podernos hacer una foto con el monumento más emblemático de Londres:

Una vez recuperamos las fuerzas (y tras intentar hacer que las numerosas ardillas que había por el parque se acercasen si les ofrecíamos comida), seguimos con nuestra visita por Londres. La siguiente parada fue el Palacio de Buckingham, donde no pudimos ver el cambio de guardia ya que no se iba a realizar ese día, pero pudimos sacarnos unas cuantas fotos y hacer un poco el tonto. Continuamos hasta Piccadilly Circus y apreciamos el verdadero ajetreo de una ciudad tan grande y concurrida como Londres. Pero los estudiantes estaban cada vez más impacientes por llegar a Covent Garden y tener tiempo libre para visitar las tiendas.

Cuando por fin llegamos a Covent Garden, sólo tuvimos tiempo de acordar una hora y un punto de encuentro antes de que todos los estudiantes saliesen disparados en todas direcciones. Algunos, como Mateo y David, aprovecharon para visitar la tienda de LEGO, mientras que otros se volvieron a hacer caminando medio Londres para ir a sus tiendas favoritas. Muchos estudiantes volvieron con algunas compras bastante peculiares…

Sin embargo, por muy corto que les pareciese el tiempo libre, era hora de volver en metro a la estación de tren para regresar a Peterborough. Aunque se quejaban por lo corta que había sido la visitar, estaban bastante reventados. Nos despedimos de los grupos de Milton  de Bedford, algunos muy emocionados aunque se volverán a ver la semana que viene en Cambridge, y nos dirigimos de nuevo a King Cross para coger el tren dirección Peterborough. Fue un día muy largo, pero que todos disfrutamos a más no poder. Los estudiantes volvieron encantados con sus compras y deseando regresar a Londres. Yo, por mi parte, fue sentarme en el tren y quedarme dormida al instante después de semejante día con estas fieras. ¡Pero lo volvería a hacer encantada!

That’s all, folks! Nos vemos en próximas entradas.

¡Hola familias!

La primera semana de instituto está llegando a su fin y los estudiantes se sienten cada vez más cómodos en el instituto. Muchas de las asignaturas que cursan aquí no las tienen en España y, aunque algunos se pelean con ciertas materias como Law (Derecho), otros disfrutan asistiendo a las clases de Drama (Teatro) y Music (Música). David, por ejemplo, estuvo enseñando a varios compañeros de clase a tocar el piano.

Aunque están completamente integrados en el instituto y, a pesar de las quejas, creo que lo están pasando bastante bien, desde hace un par de días lo único en lo que piensan y lo único de lo que hablan es de la visita a Londres de este sábado. Para calmarlos y cansarlos un poco antes del gran viaje, la actividad de esta tarde fue bádminton.

Dividimos a los estudiantes en equipos de tres y nos pasamos la tarde jugando varios partidos de tres contra tres. Yo estaba como jugadora suplente y entraba a jugar cuando alguno de los estudiantes estaba demasiado cansado. Sobra decir que no creo que tengamos mucho futuro dentro del mundo del bádminton, pero los partidos acabaron siendo muy intensos y todos nos pusimos bastante competitivos. De vez en cuando, uno de los profesores de educación física se metía en alguno de los equipos para ayudar y ahí no teníamos nada que hacer contra ellos. De hecho, jugó un partido de uno contra tres y los estudiantes sufrieron una derrota aplastante.

Por desgracia, no se pudo llegar a un acuerdo de quién fue el equipo ganador. Hubo muchas quejas de tongo, árbitros comprados, trampas, etc. por parte de todos los equipos. Aunque al principio estaban jugando más que nada para pasar el rato, los partidos empezaron a volverse intensos y todos (yo la primera) nos volvimos bastante competitivos. Fue una tarde bastante entretenida y, al fin y al cabo, lo que importa es participar. Pero bueno, por mucho que duela admitirlo y a pesar de lo que digan el resto de estudiantes, yo tengo claro que mi equipo fue el ganador indiscutible del día de hoy.

Al acabar la actividad, los estudiantes regresaron a sus casas relativamente temprano para poder descansar y dormir bien antes del viaje a Londres. Aunque no sé cómo de bien descansarían con lo emocionados que estaban…

That’s all, folks! Nos vemos en la próxima entrada en la que os contaremos que tal lo pasaron los estudiantes en Londres.

¡Hola de nuevo, familias!

Perdonad la tardanza en publicar, pero por problemas técnicos no he podido acceder al blog hasta hoy. Os cuento a continuación qué tal lo han pasado los estudiantes estos últimos días.

La actividad programada para la tarde del jueves fue Decopatch: a cada estudiante le dimos la inicial de su nombre hecha de cartón y un sinfín de papeles de diferentes colores y estampados para que la decorasen a su gusto. Aunque al principio hubo quejas porque “monitora, somos demasiado mayores para jugar como niños de 10 años”, al final aun estuvieron entretenidos decorando y manchándose con la cola.

Hubo un montón de diseños diferentes: desde los más sobrios y elegantes, como los de David y Mateo, hasta algunos más originales que mezclaron diferentes estampados en su inicial, como es el caso de Paula o Valeria. Aunque algunos pensaron en llevar  sus pequeñas obras de arte de vuelta para España como regalo para vosotros, madres y padres, algunas iniciales acabaron destrozadas poco después de finalizar la actividad ya que la cola todavía no se había secado. ¡Pero lo que cuenta es la intención!

Alrededor de las cinco y media de la tarde dimos por finalizada la actividad. Nos llevó un buen rato recoger todos los cachitos de papel que habían quedado esparcidos por el suelo. Dado que estamos teniendo bastante suerte esta primera semana con el tiempo, y el jueves por la tarde hacía un sol espléndido, los estudiantes y yo cogimos todos juntos el autobús hacia el centro para estar un par de horitas paseando y visitando las tiendas de Peterborough.

Al final, resultó ser un día bastante completo, hasta tal punto que tenemos que lamentar la pérdida de una de las estudiantes. Las hora y media de decoración y esas horas de paseo y compras, dejaron a Valeria tal que así:

That’s all, folks! Nos vemos en próximas entradas.

¡Aquí estamos de vuelta, familias!

Las clases volvieron a empezar esta mañana a las 8:45 y los estudiantes, como siempre, consiguieron llegar puntuales y sin ningún inconveniente. A pesar de las tradicionales quejas por lo aburrido de las clases y los profesores, cada vez se van adaptando más a la dinámica de este instituto y empiezan a moverse como peces en el agua por las instalaciones (aunque todavía es algo confuso y a veces nos perdemos, yo incluida). Los nervios y la inseguridad del primer día se han ido y los estudiantes son mucho más abiertos y extrovertidos con el resto de sus compañeros ingleses, incluso con aquellos insensatos que los ven como la novedad, la atracción del colegio y los siguen y cuchichean sobre ellos. ¡Si hasta los animales los adoran!

Una vez finalizadas las clases, nos preparamos para ir hasta el centro para la actividad programada para esa tarde: una tarde de té inglés tradicional. Dado que la distancia del instituto hasta el centro es bastante considerable, la empresa local nos mandó dos taxis grandes para llevarnos directamente al local. Nos dividimos en dos grupos y, mientras uno iba en una furgoneta, otros tuvieron la suerte de ir en un taxi típico inglés. Al llegar al Rico’s Coffee Shop, nos tenían preparadas dos mesas con sus correspondientes pocillos. Nos sirvieron el té y, mientras que para algunos estaba delicioso, otros (Brais) decían que les sabia a madera… Para gustos colores. Nos sirvieron también un par de sándwiches y dos trocitos de galleta para acompañar el té.

Cuando la actividad llegó a su fin, nos fuimos todos juntos a la estación de autobuses y desde allí cada uno cogió su autobús correspondiente para volver a casa con sus familias. Y así concluimos otro día en la ciudad de Peterborough.

That’s all, folks! Nos vemos en próximas entradas.

¡Aquí estamos otra vez!

El lunes fue el día de prueba: discurso de bienvenida, conocer a los buddies, tour por el instituto… No fue un día de carga de clases ni mucho menos. Sin embargo, hoy fue el primer día de clases oficiales desde las 8:45 hasta las 15:15 para los estudiantes. Fue una mañana en la que les (bueno, a la monitora también la verdad) costó mucho levantarse y madrugar para coger el bus. Con todo, es increíble lo rápido que se están adaptando al transporte público, incluso los que tienen que coger dos autobuses diferentes para llegar al instituto. De hecho, hoy fueron capaces de llegar 15 minutos antes del comienzo de las clases al instituto y sin apenas ayuda. ¡Unos campeones!

El día transcurrió con normalidad: los estudiantes iban de una clase a otra acompañados de sus buddies, algunos tienen una hora libre entre las clases en la que pueden relajarse y cuchichear en una zona común, etc. Cuando las clases llegaron a su fin, nos reunimos en el pabellón del instituto con Tevin, el monitor de las actividades deportivas. El plan de hoy era practicar y jugar un partido de fútbol y de tenis, pero dado que algunos de nuestros estudiantes juegan al baloncesto en España decidimos jugar un partido de baloncesto y otro de fútbol.

Incluso yo misma me animé a jugar como portera de uno de los equipos “para echarles una mano”, aunque resultó que era la peor jugadora de todos…¡Pero lo importante es participar! El partido acabó con un empate a 8 para los dos equipos y dimos por finalizado el día. Acompañamos a los estudiantes a la parada de autobús y nos aseguramos de que todos tenían claro como volver a sus casas, pero como ya dije antes, tienen el asunto dominado. Muchos querían llegar a casa y cenar cuanto antes ya que se morían de hambre, otros simplemente no pudieron esperar a llegar a casa. Ya se sabe que el deporte abre el apetito, y, tras dos partidos tan intensos y una mañana de clases, lo tenían más que merecido.

That’s all, folks! Nos vemos en próximas entradas.

¡Aquí estamos de nuevo, familias!

Y llegó el gran día para los estudiantes: esta mañana empezaron las clases en el Ken Stimpson Community School. Nos reunimos todos en la estación de buses, los estudiantes muy sobrios y elegantes con sus uniformes, para coger juntos el bus hacia el instituto. Los nervios estaban a flor de piel y parecía que la parada del colegio no daba llegado.

Una vez llegamos al colegio, el director y la jefa de estudios dieron un pequeño discurso de bienvenida y dividieron a los estudiantes por edades. A continuación, los alumnos conocieron a sus respectivos buddies, alumnos ingleses que pasarán con ellos estas tres semanas: ayudándolos a encontrar sus clases, explicándoles sus horarios, guiándolos para que no se pierdan por el enorme instituto, etc. ¡Muchos de ellos se hicieron amigos enseguida! Cuando las clases llegaron a su fin, a las tres y cuarto de la tarde, los estudiantes estaban…¡reventados! Los nervios y el agobio del primer día los había dejado agotados. Sin embargo, volvimos a coger el autobús todos juntos hacia el centro para la actividad de la tarde: un Photo Quiz por la ciudad.

Los estudiantes formaron grupos de tres personas y se les entregó una hoja con una lista de cosas que tenían que buscar por todo el pueblo y fotografiar. El grupo con las fotografías más divertidas y originales se llevarían un magnífico premio. A pesar del cansancio, todos se esforzaron en esta actividad y fue una competición muy reñida; pero sólo podía haber un ganador. Tras una dura deliberación, la monitora Magda y yo decidimos que el grupo que se merecía tan suculento premio debía ser el formado por Paula, Silvia y Leire (aunque todos acabaron recibiendo un pequeño detalle).

Y hasta aquí este primer día de clases. Hoy estaban agotados y eso que, entre la bienvenida, conocer a sus buddies y el tour por el instituto, no tuvieron clase las primeras horas. Veremos como llevan mañana un día lectivo completo.

That’s all, folks! Nos vemos en la próxima entrada.

¡Hola de nuevo!

Tras una merecida noche de descanso en casa de nuestras respectivas host families, nos reunimos esta mañana en la estación de autobuses para dar un primer paseo por Peterborough, visitar el museo y su famosa catedral.

Por todos es sabido ya que los jóvenes y los museos no suelen hacer buenas migas, y en este caso… la cosa no fue muy diferente. Al final resultó que la monitora Magda y una servidora fueron las que más lo disfrutaron en el museo, aunque a los estudiantes les sentó de maravilla el chocolate caliente que se pidieron casi todos en la cafetería antes de marcharnos.

La siguiente visita planeada era a la catedral de la ciudad de Peterborough, pero dado que acabamos muy pronto de visitar el museo y que a la catedral no iríamos hasta las tres de la tarde, decidimos cumplir una petición que los estudiantes nos llevaban haciendo desde antes incluso de aterrizar en Londres: ¡ir de compras! Les dimos un par de horas libre para visitar el gran centro comercial de a ciudad y sólo hace falta ver sus caras cuando nos reunimos a la hora de comer.

Eran ya cerca de las tres, pero nos habíamos olvidado de visitar uno de los lugares turísticos más importantes de todo Reino Unido: ¡Poundland, el maravilloso mundo de (casi) todos los productor por una libra! Allí que nos dirigimos toda la tropa a comprar galletas y chocolatinas típicas inglesas. Finalmente llegamos a la catedral, pero no pudimos visitarla en condiciones ni sacar fotos siquiera, ya que estaban celebrando el nombramiento de la nueva directora musical del coro. Eso sí, pudimos escuchar un poco del concierto que el coro de la catedral dio allí mismo.

Y hasta aquí, nuestra primera toma de contacto con la ciudad de Peterborough. Era momento de volver a casa a descansar y a preparar todo ya que mañana les esperaba un día realmente importante: ¡el primer día de instituto!

That’s all, folks! Nos vemos en la próxima entrada.